ALCHEMY
Victoria Gaitán es una artista española afincada en Barcelona. El arte siempre ha formado parte de su vida y su creatividad ha evolucionado, desde la actuación, pasando por el guion, la dirección y la fotografía, hasta llegar a la expresión creativa del mundo de la pintura, —donde a través del carboncillo, la tinta o el óleo, investiga las múltiples posibilidades entre las relaciones espaciales y los contrastes formales—. Aunque confiesa que en su trabajo siempre está la búsqueda de profundizar más allá de lo aparente y llegar así a una mayor comprensión de si misma y de los demás. —Cree que el gran reto de esta vida, es llegar a la verdadera esencia de quienes somos y vivir desde esa verdad, «la esencia que está tras las máscaras del ego y tras capas de condicionamientos, intento dar luz a zonas oscuras, fluyendo a través de la conexión con el presente y el proceso creativo», —el cual para ella es una gran meditación y herramienta de autoconocimiento—, «se trata de buscar la pureza, de hacer ‘alquimia’, de ser consciente de la importancia de la propia autenticidad, por encima de la superficialidad, desde la que no creo que se pueda construir nada sano ni sólido». —Y de ahí “Alchemy. Art Studio” el nombre de su proyecto personal para el 2023, del que se encuentra en preparación y donde pretende, además de su obra pictórica, incluir piezas exclusivas de joyería, diseñadas y hechas a mano por ella, —principalmente sencillos anillos en oro, ornamentados con gemas en bruto—, «siempre me han fascinado las piedras preciosas, por su alto poder energético y curativo, las propiedades de los minerales se conocen desde el año 3.200 AC, donde los mesopotámicos ya creaban sus propios amuletos».
Su lenguaje visual, es decididamente abstracto y hace hincapié en el formalismo y el color, pero también se basa en marcas caligráficas, basadas en la expresión. Ha experimentado con la imaginería figurativa, pero suele volver a lo abstracto. Sus obras, —predominantemente con formas libres y asimétricas— abarcan desde geometrías, hasta composiciones orgánicas, en las que juega con el espacio y la intensidad del color, —consiguiendo atraer al espectador hacia un lenguaje visual, en el que se evidencia una dimensión, que suscita la contemplación y la meditación profunda— y que evoca las matrices formales de la abstracción clásica, que se acumulan en el vocabulario de un lenguaje distintivo e individual.